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Tesoros de Abantos

Distancia

5 km

Duración

3 horas

Dificultad

Media

Situado en el Monte Abantos, ofrece la posibilidad de conocer los ecosistemas de la zona, las prácticas forestales tradicionales y las interrelaciones entre la Sierra y sus alrededores. Un itinerario señalizado de apenas 2,2 km. permite el acceso a los excursionistas interesados.

1.- Euroforum. Partiremos del aparcamiento del Euroforum Felipe II, inicio y final de la senda circular «Los Tesoros de Abantos. Un paseo de ida y vuelta hasta el Arboreto Luis Ceballos». El recorrido, con un primer tramo de subida hasta el Arboreto y otro en bajada de retorno al Euroforum Felipe II, nos invita a descubrir la riqueza natural e histórico-cultural de este monte. El hotel Felipe II, hoy Euroforum Felipe II, se utiliza como sede de los Cursos de Verano que organiza cada año la Universidad Complutense de Madrid.Para ello seguiremos atentamente la descripción del recorrido. Desde el aparcamiento del Euroforum, bajamos por la carretera (Avenida de Carlos Ruiz) hasta el cruce de la Calle Pinar, que es la primera a la izquierda. Ascendemos y tomamos, de nuevo a la izquierda, la calle camino de la fuente de la bola, junto a un chalet denominado «Serranía».

2.- Entre pinares. La subida hasta la fuente de la Bola nos permite apreciar una parcelación del pinar, llevada a cabo en 1923 para la construcción de lo que se conoce como la Colonia del Romeral. En este proyecto se pretendía construir un funicular hasta el pico Abantos, donde se instalaría un hotel casino. Este plan nunca se llevó a cabo. La especie de pino que se observa en este tramo se conoce como pino laricio, que junto a los pinos albar y negral fueron utilizados en la repoblación llevada a cabo a finales del siglo XIX.

3.- Fuente de la Bola. Rehabilitada en 1992 por una escuela taller, a pesar de tener períodos de sequía, siempre constituyó uno de los rincones más atractivos para la población local. Saliendo del recinto de la fuente, a la derecha nos encaminamos hacia la carretera de la presa. Giramos a la izquierda y la recorremos durante un pequeño tramo de subida en dirección a abantos, hasta llegar a la primera curva, donde abandonaremos el asfalto.

4.- La repoblación. La extensa masa de pinos que desde aquí se aprecia se debe a la repoblación realizada a finales del siglo XIX por la Escuela de Montes, que estuvo ubicada en San Lorenzo hasta 1914. Desde la valla de la presa se observa una cerca de piedra entre los pinos conocida como Pared Maestra o Gran Cerca, que limitaba las propiedades reales. La Pared Maestra, con alrededor de 50 km de recorrido, divide lo que fue propiedad real desde la época de Felipe II hasta nuestros días. Durante el reinado de Carlos IV la Cerca alcanzó mayor altura, dejando pasos llamados saltaderos, a través de los que cruzaba abundante caza. Sus puertas se utilizaron como lugar de recaudación de tributos. Nuestra dirección es coincidente en este tramo con las indicaciones rojas y blancas del sendero de gran recorrido (GR-10).

5.- Presa del Romeral. 

Nos sorprende la aparición de una presa —la del Romeral— con dos paredes que realmente son presas de diferentes épocas. La primera, de granito, fue realizada por Juan de Villanueva en época de Carlos III. En el reinado de Alfonso XIII, con el aumento de población, surgió la necesidad de construir una más grande. Ambas tienen su origen en una edificada por Felipe II de la cual hoy día sólo podemos apreciar restos del muro de argamasa original. A pocos metros nuestro camino se encaja entre una valla metálica y una cerca de piedra. Seguimos hasta llegar a unas escaleras por las que bajaremos. En este punto nuestro itinerario se separa ya del GR-10.

6.- Parque Fuente de la Teja.

Su verdadero nombre es Parque Forestal Miguel del Campo, autor del proyecto de repoblación del pinar donde, además de la formidable diversidad de arbolado (arces, olmos, chopos, castaños, cerezos, tilos, robles, etc.), se hallan dos de las más conocidas fuentes: la Currutaca, iniciativa de un grupo de entusiastas, y la Teja, que recibe su nombre de la teja por donde vierte el agua. Nuestro paseo discurre sobre los canales sellados con losas de granito de la antigua red de distribución. En épocas de lluvia podemos oír el murmullo del agua pasando por debajo. Avanzaremos hasta que encontramos una puerta metálica que accede a un camino de tierra: el Cordel del Valle. Allí giramos a la izquierda para continuar…

7.- La Cañada. Al ascender entramos en el pinar. El camino es en realidad un ramal de la Cañada Real Leonesa Oriental: el Cordel del Valle, perteneciente a la red de vías pecuarias, de gran importancia en la historia ganadera de España. Las cañadas comunicaban el norte y sur peninsular mediante un entramado que favorecía el paso de ganado para un mejor aprovechamiento de los pastos. La economía del país giró durante años en torno a cañadas, cordeles y veredas, que constituyeron unos magníficos corredores verdes con abundancia de flora y fauna. Junto a estas vías se generaron esquileos, descansaderos… que fueron fuente de ingresos en muchas localidades del entorno. Actualmente constituyen una propuesta de ocio verde que puede salvarlas de las constantes amenazas que vienen sufriendo. A unos 150 metros hay una baliza, junto a una arqueta de cemento, que nos indica la continuación de la senda a la derecha. Ahora ascendemos entre el pinar por un sendero muy pedregoso hasta un cruce de caminos.

8.- El pinar no es de fiar. En este lugar encontramos escasos ejemplares de encina y roble que nos indican, junto a otras especies vegetales asociadas (jara pringosa, escobas…), que nos hallamos en un antiguo bosque mixto de robles y encinas, y que el pinar era más escaso. La sobreexplotación por carboneo, pastoreo… de estas especies y la repoblación con pinos determina el aspecto actual de esta zona. Al llegar a la bifurcación, señalizada con una baliza, tomamos el sendero de la izquierda de mayor pendiente, en vez de seguir de frente. Continuamos la ascensión y nos encontramos entonces un pequeño recinto vallado: es el «Vivero de los Gallegos».

9.- Vivero de los Gallegos. Estos huertos eran cedidos a los agentes forestales para su aprovechamiento y disfrute, cultivándose mediante aterrazamientos diferentes frutales y hortalizas.Este sistema de aterrazamiento en bancales se utilizó también en los llamados viveros volantes, diseminados por el pinar. Su objetivo era el aprovisionamiento de plantas para la repoblación.

10.- Visto… En este tramo del trayecto, restos de piñas comidas y algunas deyecciones nos indican la presencia de animales como ardillas, ratones, etc.

11.- … y oido. Agudizando nuestros sentidos, podemos escuchar los cantos de diferentes aves que encuentran cobijo en el pinar: carboneros, pinzones, cucos, carpinteros o petirrojos. Un poco más adelante hemos de cruzar una alambrada con una puerta metálica. Ahora el recorrido nos permite disfrutar de espectaculares vistas del entorno y los pueblos cercanos hasta llegar a varios enebros situados en una curva que se abre a la derecha.

12.- Los enebros.

Algunos ejemplares de enebro de la miera o cada destacan entre las jaras, que dominan esta zona aclarada de pinar. Sus hojitas, con dos lineas blancas en la cara superior, nos ayudan a reconocer esta especie. Hacia el sur, en dirección a Las Machotas, se vislumbra una antigua cantera que, tras servir como vertedero de materiales inertes, ha sido finalmente sellada. Algunas de las cumbres y collados del sector suroeste de la Sierra de Guadarrama, el más próximo a Gredos, pueden verse fácilmente desde este punto: San Benito, Cerro Cabeza, Cerro del Telégrafo y Puerto de la Cruz Verde.

13.- A un paso del Arboreto. Por fin, tras el esfuerzo de subida, llegamos a la pista asfaltada. Unos pocos metros a la izquierda alcanzamos nuestro objetivo: el Arboreto.

14.- Arboreto Luis Ceballos. Se trata de un lugar donde, de forma autoguiada o dirigidos por educadores, podemos acercarnos al conocimiento de los bosques españoles. Está inmerso en un frondoso pinar, cuyo origen está en la repoblación iniciada por la Escuela de Ingenieros de Montes a finales del s. XIX.Luis Ceballos fue Ingeniero de Montes nacido en San Lorenzo de El Escorial en 1896. Realizó importantes trabajos botánicos y forestales, y ocupó la cátedra de Botánica en la Escuela de Ingenieros de Montes. Sus ideas, innovadoras para la época, sobre el valor y conservación de la vegetación autóctona, mantienen vigencia en nuestros días.

14.- Iniciamos el regreso. Tras visitar el arboreto, saldremos a la izquierda y recorreremos unos 500 m por la pista asfaltada, observando la variedad de especies arbóreas entre el pinar. Al dejar a la izquierda la Fuente o Caño de los Llanillos (actualmente seco), nos quedan aún 75 m para comenzar nuestro descenso a la izquierda, pasada la alambrada. Nos desviamos por un sendero entre arces, fresnos, cedros y pinsapos. El camino baja hacia el sur unos 80 m hasta una valla de piedra que traspasamos con facilidad por estar rota. Nos incorporamos a la senda de las Acacias, junto a un cartel que indica peligro de incendios. Observemos los líquenes verdes y grises que cubren las rocas y los troncos. Se trata de la unión entre un hongo y un alga, indicándonos su presencia bajos niveles de contaminación. Nuestro camino gira a la izquierda, al principio, durante unos 300 m paralelo a la valla de piedra que habíamos traspasado. Llegaremos a una zona más abierta entre el pinar con varios fresnos adehesados.

15.- El fresno de la tierra. Nos encontramos en una dehesa de fresnos. Se trata de árboles de hoja caduca de buen porte. El tronco es grueso y la corteza gris y agrietada. Esta especie se distribuye por el Mediterráneo occidental y crece en todo tipo de suelos, siempre que mantengan cierta humedad. Podemos ver en amplios dehesas de al zona la imagen típica del fresno trasmochado, en el que todas sus ramas han sido podadas. Sus hojas y ramillas se utilizan con frecuencia como forraje para el ganado. Ahora el sendero se separa de la valla para descender por el bosque. Al comienzo de la bajada veremos a lo lejos el Embalse de Valmayor, luego atravesamos un rodal de pinar y aparece ante nosotros el arca del helechal.

16.- El Arca del Helechal. Aquí nos encontramos una construcción de sillares de granito. Recoge las aguas del arroyo del Arca del Helechal, de las Colmenas o de las Chorreras, que sirven para abastecer a la Casita del Infante. A través de su reja metálica se pueden observar tres canales de distribución. Uno es para la decantación de los materiales sólidos, otro para separar los materiales flotantes y el tercero para la canalización del agua. Cruzamos el arroyo para ver el arca. Ahora el sendero sigue a la izquierda paralelo al arroyo. Al cabo de unos 150 m llegamos a un ancho camino de tierra desde donde podemos contemplar una magnífica vista del Puerto de la Cruz Verde y el Cerro San Benito. Nosotros seguimos el camino de la izquierda.

17.- Las vallas de piedra. Estas vallas de piedra eran construidas por los llamados «parederos», que cobraban sus salarios con arreglo a lo construido, que venía medido en paredes. Cada pared equivalía a 2,75 m. Cruzamos por debajo del tendido eléctrico y nos encontramos con dos puertas metálicas. Pasaremos la que está a nuestra izquierda, sin olvidarnos de cerrarla después. Ahora el camino discurre en llano unos 700 m por el pinar. Al principio caminaremos entre una alambrada con valla de piedra a la derecha y el tendido eléctrico a la izquierda.

18.- Tendido eléctrico. Bajamos unos metros y, poco antes del aparcamiento del Euroforum Felipe II, podemos observar el Arca del Romeral o del Cascajal. Desde ella partía el agua hasta el centro de la población para abastecer fuentes, molinos, abrevaderos y para uso doméstico.Hemos llegado al final de la senda «Los Tesoros de Abantos». ¡Ahora nos merecemos un buen descanso antes de regresar a casa! Seguimos por el camino y ahora vemos que el tendido cruza a la derecha después de pasar dos arquetas de cemento y ladrillo. Pasamos otras dos arquetas más y nos fijamos en los postes de la electrificación, pues junto a uno de ellos hay una puerta metálica a la derecha del camino, por donde continuaremos ya en descenso. El Embalse del Romeral queda ahora a nuestra izquierda delimitado por una verja metálica. El sendero desciende entre un pinar con abundante sotobosque de jara pringosa. Seguiremos bajando por un terreno empinado y pedregoso junto a la valla metálica y, cuando ésta termine, continuaremos de frente hasta la carretera al pie del muro de la presa.

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