Se trata de una de las pocas edificaciones del siglo XVI que ha llegado hasta nuestros días y posiblemente sea la casa más antigua de la localidad. La solidez de su construcción y su tipología compositiva han contribuido a su conservación. Los muros son de sillarejos de piedra rematados por una sencilla cornisa de cantería de piedra. La composición, cercana a las tipologías populares, denota la falta de autor y estilo.
Levantada entre 1562 y 1584 formaba parte del conjunto de casas que cerraba por el norte el Plantel de castaños, encinas, robles y avellanos situados en frente de la entrada del Monasterio.
Se cree que se construyó para ser el lugar de residencia de Jacometrezzo, escultor y lapidario que realizó el Tabernáculo de la Basílica de El Escorial. Herrera y Trezzo trabaron tal amistad que incluso será el arquitecto quien proyectará su casa de Madrid.
Durante el siglo XIX la casa pasa, de ser de los Jerónimos, a ser Patrimonio de la Corona y de ésta al Estado tras la Desamortización General o Ley Madoz de 1855.
Con la revolución de 1868 el edificio es adquirido por particulares siendo su función la de residencia temporal.